«No es culpa nuestra que haya tan pocos medios, tan poco dinero y tantos intereses en cargarse la enseñanza pública a favor de la concertada.»
La edad de la ira
Mi actual tutoría de 2º de Bachillerato es un grupo de gente espléndida, curiosa, generosa, inquieta... Un grupo de jóvenes que se apuntan a cuanta actividad extraescolar les propongo -esas que, según algunos de mis colegas, son una pérdida de tiempo- y que se animan a pasar sus tardes yendo al teatro, a un museo, a un concierto, o a cualquier lugar donde les aseguro que van a disfrutar y, de paso, a aprender algo nuevo.
Mi actual tutoría de 2º de Bachillerato está formada por un montón de futuros ingenieros y científicos que, demostrando que ambas cosas son compatibles, aprecian y valoran las Humanidades. Un conjunto de chicos y chicas llenos de ganas de hacer cosas que colaboran en cuanta actividad creativa les propongo.
Mi actual tutoría de 2º de Bachillerato podría ser un espacio de verdadero aprendizaje si no hubiera 34 alumnos sentados en una misma clase. Si este curso no hubieran recortado -aún más- el número de profesores. Si no hubieran aumentado el cupo de estudiantes por curso y nivel. Si no hubieran atestado las aulas con adolescentes a los que se condena a no ver nada cuando les toca sentarse en el pupitre de la última fila.
Mi actual tutoría de 2º de Bachillerato está compuesta por 34 alumnos estupendos que, lamentablemente, a veces pierden los nervios porque no ven la pizarra, porque tienen que tomar los apuntes de pie para adivinar qué demonios escribimos allí sus profesores, porque les gustaría que les prestásemos una atención personalizada que nos resulta -materialmente- imposible prestarles por mucho que intentemos hacerlo.
Mi actual tutoría de 2º de Bachillerato me exige, de media, una hora y media de lectura de sus trabajos escritos en casa y, aún así, no llego al ritmo de revisiones al que me gustaría poder llegar, porque son chicos que presentan cuanto trabajo voluntario les propongo, que hacen cuanta lectura les recomiendo, que tienen auténtico afán de aprendizaje a pesar de que el Gobierno y las comunidades autónomas -esas que prefieren invertir el dinero en traducirse unas a otras en un alarde de simpleza babélica- sigan recortando en educación porque han decidido que no sirve de nada invertir en nuestros adolescentes y, por ende, en nuestro futuro.
Mi actual tutoría de 2º de Bachillerato sobrevive gracias a su talento y a los esfuerzos de la directiva de mi instituto, que, con inteligencia y un enorme esfuerzo hace magia con el insuficiente presupuesto que se nos da a los centros. Y saldrán adelante porque son unos chicos y chicas excepcionales, a pesar de que en días como hoy discutan por quién se sienta en qué pupitre, cabreados por una carestía de medios que nada tiene que ver con ellos.
Mi actual tutoría de 2º de Bachillerato no tendrá problemas en la PAU porque apenas necesitan de sus profesores. Pero me pregunto qué pasará con los grupos donde los chicos sí tengan verdaderos problemas, cómo se les estará atendiendo a esos 34, 35, 36, 38 (sigan sumando) alumnos que tienen muchos de mis compañeros en sus aulas.
Y yo, no lo puedo evitar, me pregunto también cómo podría haber sido de verdad este curso -en esta clase atestada de gente estupenda- con una cantidad razonable de alumnos. Solo de pensar cuánto podríamos haber logrado, cuánto podríamos haber conseguido y construido..., siento tanta rabia, tanta ira y tantas ganas de gritar como las que deben sentir ellos.
3 comentarios:
Más que un grupo de instituto eso casi parece uno de facultad, 34 alumnos xddd!!! Recuerdo que en mis años de bachillerato solíamos ser de 20-25 alumnos por clase.
Te he visto en el periódico digital: Comunidad Escolar. Te felicito por tu libro y gracias por tu sensatez. Muchos orientadores pensamos que faltan todas esas cosas que tú comentas en la entrevista. Me encanta que sea un profesor sensible el que lo dice, pues me reconforta con la profesión. Es fácil estar de acuerdo con el 100% de lo que expresas. Un saludo.
Hola Anónimo ;-)
Gracias por tus ánimos, que valoro muchísimo viniendo de alguien que se dedica a la educación desde uno de los sectores que me parecen más necesarios y, sin embargo, menos valorados: la orientación.
En LA EDAD DE LA IRA (me encantaría que la leyeras y conocer tu opinión), aparece una orientadora, Mayte, con la que intento reflejar la complejidad de vuestra labor, cómo habéis de afrontar un sinfín de circunstancias con unos medios escasísimos, con una ratio de alumnos simplemente descabellada y con unos claustros que dificultan vuestra labor con demasiada frecuencia.
Por todo ello tu comentario me emociona y alegra especialmente.
Me reconforta, además, saber que hay quienes estamos de acuerdo en materia educativa. Seguro que, entre todos, podemos aportar algo que mejore las cosas.
Un saludo
Publicar un comentario