martes, 26 de julio de 2011

Suma tu voz

Hoy, a las 18 h., se celebra una nueva asamblea de profesores en defensa de la educación pública. Tendrá lugar en el IES San Isidro de Madrid (C/ Toledo 39) y en ella nos daremos cita todos los que, bajo los tags #profesoresinEsperanza y #profes26j, estamos dando batalla estos días. Somos muchos los que nos hemos unidos a esta lucha -los comentarios tan heterogéneos de este blog dan cuenta de ello- y es emocionante recibir mensajes de apoyo no solo de otras Comunidades Autónomas -en muchas, como Valencia, Galicia o Navarra están viviendo situaciones similares- sino también de otros países donde han vivido este tipo de ataques contra la enseñanza y conocen, de primera mano, cuáles -y de qué gravedad- son sus consecuencias.

Ayer mismo, en otro intento de seguir dando voz a nuestra protesta, se publicó un artículo mío en El País. Una columna en la que explico por qué la supresión de las tutorías supondrá un deterioro -inmediato e intenso- de la calidad de enseñanza y de la convivencia en las aulas. Les dejo aquí el enlace por si quieren leerlo -en caso de que no lo hayan hecho- y, sobre todo, para que sigan votándolo y recomendándolo, ya que -ahora mismo- necesitamos la máxima difusión posible. Ayer, curiosamente, el artículo llegó a figurar como el tercer texto más recomendado del periódico, así que supongo que eso demuestra que la educación -digan lo que digan- sí que nos importa. Y nos importa porque sabemos que la educación es la piedra angular de toda sociedad, que sin ella no es posible construir nada, que seguiremos hundidos en la crisis si no apostamos por una enseñanza digna que nos permita progresar y caminar con paso firme hacia un futuro que ahora les niegan a nuestros alumnos.

Necesitamos que esos artículos se lean y se difundan porque la campaña del PP -y de sus medios afines- se basa en seguir sacándole brillo a la mala fama del profesorado, a hacer creer que nuestro problema son esas dos horas lectivas de más, cuando saben que muchos estaríamos dispuestos a asumir esas dos horas -con todo el tiempo extra en que se multiplican en casa- con tal de que nuestros 3000 compañeros no se fueran a la calle, nuestros centros no se quedaran sin medios humanos suficientes (no hay modo de comenzar las clases) y nuestros alumnos no se hacinaran en aulas de más de 40 estudiantes. Y en cuanto a esa mala fama, quienes siguen este blog saben que no soy nada complaciente con mi propio gremio, que me quejo de muchas de las cosas que hacemos mal, que creo que tenemos que ser menos victimistas y más activos, más autoexigentes. Pero a esa voz autocrítica -que sonó con fuerza en boca de muchos de los compañeros en la pasada asamblea- sumo la de pedir medios dignos para que esa labor sea posible. Exíjanme, no me preocupa: me importa mi trabajo, pero hagan lo propio y exíjanse también a sí mismos un respeto por la educación que no están, en modo alguno, demostrando.

Necesitamos, pues, que esos artículos se voten y se recomienden, porque nuestra queja tiene que ver con esas tutorías suprimidas, con los orientadores destituidos (¿a quién vamos a consultar padres, alumnos y profesores muchos de los problemas con que nos enfrentamos día a día?), con las aulas abarrotadas, con la eliminación de desdobles y refuerzos (no se atiende ni al que tiene dificultades para llegar al nivel medio ni al que lo sobrepasa), con la asignación de asignaturas no compatibles con la formación de los docentes, con el despilfarro del presupuesto educativo en campañas autopromocionales, con la nula capacidad de diálogo de nuestra consejera y de su equipo, etc.

Tiene gracia (humor amargo, claro): cuando me entrevistaban por mi novela, muchos periodistas insistían en que La edad de la ira pintaba una situación demasiado dura en las aulas actuales. Yo argumentaba que, a fin de cuentas era un thriller con vocación crítica, de modo que necesitaba que esas coordenadas argumentales fueran duras tanto por el interés de la trama como para sostener la denuncia de ataque a la público que se encerraba en esas páginas. Ahora, gracias a las medidas del PP, todas esas pequeñas licencias poéticas -hipérboles, en teoría- de la novela se han hecho realidad. Una suerte de pesadilla orwelliana que demuestra que la realidad -cuando está manos de gente empeñada en privatizar lo público y arrebatarnos lo que es de todos- puede ser mucho peor que cualquier ficción.

3 comentarios:

Alberto G. (@albertogp123) dijo...

Extraordinaria tu labor y tu lucha. Muchas gracias, de verdad.

Arual dijo...

La realidad siempre puede ser mucho peor que la ficción querido Nando, te sigo y te apoyo, bien lo sabes!

Juan Pablo dijo...

Os pongo aquí un enlace con un resumen de la asamblea, seguido de varias opiniones: http://boards5.melodysoft.com/MadridSur/asamblea-en-el-ies-san-isidro-algunas-41317.html