viernes, 22 de julio de 2011

Una lucha de todos

Son días convulsos, agitados, pero también llenos de ganas de luchar a favor la educación pública. Muchos (desde #profesoresinEsperanza) estamos llenando las redes sociales con un grito que quiere ser colectivo, global y, sobre todo, integrador. Porque no se trata -como afirman algunos- de defender solo nuestras condiciones laborales, sino de preservar -como sea y a cualquier precio- la dignidad de la enseñanza que reciben nuestros alumnos. Yo, personalmente, no soy padre, pero -como muchos de mis compañeros- vivo intensamente la realidad de mis estudiantes, con quienes me resulta imposible no implicarme académica y emocionalmente. Y, desde luego, si tuviera hijos me preocuparía enormemente qué va a ser de su formación, pues si no somos capaces de parar cuanto antes el gravísimo ataque de la Comunidad de Madrid contra la escuela pública, las nuevas generaciones se verán obligadas a asistir a privados y a concertados, con lo que -una vez más- se perjudica a quienes tienen menos medios y menos poder adquisitivo. Sería la consagración del elitismo que persigue el PP madrileño, empeñado en que la educación de calidad sea solo para quien pueda pagarla.

El problema -como intentan decir desde la Consejería- no consiste en trabajar dos horas lectivas más. Ni siquiera en las horas de trabajo en que esas dos sesiones se multiplicarán en nuestras casas. Yo podría asumir ese aumento de horas si respetaran el número de profesores por centro, si no se hubiese despedido a 3000 docentes, porque entonces se podrían hacer grupos más pequeños, se podrían ampliar refuerzos y atención a la diversidad, se podrían organizar actividades extraescolares, se podría dinamizar el centro, se podría trabajar con los chicos e individualizar su aprendizaje, tanto para quienes son distintos por sus capacidades sobresalientes como para quienes son diferentes porque les cuesta más acercarse al nivel de la media.

Pero la realidad es que todo eso no será posible, porque aunque yo trabaje dos horas más, han suprimido a diez de mis compañeros (diez de los 3000 puestos de trabajo que elimina la Comunidad de Madrid en este curso), de modo que tendremos que asumir entre todos a los alumnos (que sí han aumentado) y afrontar clases de cuarenta alumnos (como mínimo) a quienes difícilmente podremos atender de manera personalizada. Sobre todo ahora que la Comunidad de Madrid ha decidido que la tutoría no sirve para nada y que, por tanto, ya no será lectiva ni presencial. De este modo, cuando los alumnos de 1º de la ESO (niños y niñas de 12 años) se incorporen -con miedo y cierto recelo- a su instituto (¿han olvidado lo importante y complejo que es ese cambio para ellos?), se darán de bruces con un horario donde solo habrá espacio para asignaturas y profesores múltiples, sin que nadie gestione, organice y, sobre todo, tutele su desembarco en la Secundaria. Sin una sola hora donde sentirse aferrados al grupo y en la que poder trabajar en pro de su convivencia y de su aprendizaje.

En mi caso, no creo que pueda seguir con la revista del centro -que puse en marcha hace cuatro años, y a la que dedicaba recreos y fines de semana- ni con el grupo de teatro que monté el curso anterior -con quienes ensayaba martes y jueves por la tarde. No me pagaban ninguna de estas actividades, pero tampoco yo pretendía que lo hiciesen. Las inicié porque los alumnos me daban muchísimo en ambas, porque era maravilloso verles sentirse periodistas o actores, porque era una forma de aprendizaje mucho más eficaz que cualquier libro de texto y porque cada rato de trabajo con ellos -pese a todo el esfuerzo que me suponía- me hacía creer que había acertado escogiendo esta profesión. El curso próximo no voy a tener tiempo y, problamente, habré de cancelar ambas. Deberé ejercer la tutoría en esos huecos fuera de horario y, además, preparar asignaturas ajenas a la mía, pues al recortar profesores, obligan a los directores a distribuir las materias entre docentes que no somos especialistas en los contenidos que vamos a impartir. Yo, que soy de Lengua y Alemán, puede que termine dando Geografía, o Filosofía, o Música (según Lucía Figar, este curso todas las materias son afines), así que -por puro decoro profesional- me pasaré las tardes intentando descubrir la didáctica de asignaturas para las que no estoy preparado. Y sí, adoro la Filosofía, y me apasiona la Música, y me interesa la Geografía, pero no tengo el potencial comunicativo ni pedagógico que tengo para transmitir a mis alumnos mi pasión por la Literatura, por el Teatro o por el estudio de idiomas como el alemán.

Por mi parte, solo tengo claras tres cosas:

- la primera, es mi total solidaridad con la directiva de mi centro -me consta su lucha- y con los profesores, padres y alumnos del mismo: la guerra no es entre nosotros, sino contra un enemigo común fuerte, poderoso y externo, un enemigo que solo persigue nuestra desunión para conseguir privatizar la educación pública de una vez por todas,

- la segunda es que la suma es necesaria: suma de padres, alumnos y profesores (necesitamos que la comunidad educativa se mueva en bloque) y suma de niveles educativos (no es un problema de la ESO o del Bachillerato, es un asunto de todos: Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato, Universidad, EOI, Artes musicales y escénicas, FP...),

- la tercera es que, como decía un compañero en uno de los comentarios del último post, la acción ha de ser unitaria, consensuada, rotunda y efectiva: tenemos que luchar desde la beligerancia y también desde la unidad, asumiendo las medidas que vote la mayoría y, sobre todo, recordando que solo si luchamos, seremos oídos. Cruzarse de brazos no es una opción: no implicarse equivale a ser cómplices de la barbarie.

Al pensar en cómo va a ser el próximo curso debería estar triste, o pesimista, o desinflado..., pero -a pesar de la rabia que siento contra quienes destrozan lo público- no estoy en absoluto desanimado. Al revés, estoy motivado, cargado de energía, lleno de ganas: porque, por primera vez desde que estoy en la enseñanza, he visto a los docentes unirse y moverse. Por primera vez tengo claro que somos muchos los que sí hacemos autocrítica -y la seguiremos haciendo- y por eso mismo exigimos condiciones dignas para nuestras aulas. Por primera vez siento que la comunidad educativa tiene ganas de hacerse oír en unos medios de comunicación que casi siempre nos relegan a posiciones infames y casi invisibles. Por primera vez creo que por mucho que esta lucha nos desgaste y nos cueste, podemos conseguir éxitos rotundos y urgentes en esta batalla por uno de los pilares básicos de cualquier sociedad: la educación pública.

Si tú también crees en la educación en la igualdad, si piensas que tus hijos merecen una enseñanza digna y de calidad, únete a nosotros. Danos ideas. Aporta. Los #profesoresinEsperanza (tag de Twitter que cada día toma más fuerza: ¡hagámoslo TT de una vez!) queremos cambiar ese sin esperanza, por un con futuro. El futuro de nuestros alumnos. De vuestros hijos. De todos.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, la enseñanza pública sufre un ataque constante y el no contratar interinos no es por falta de dinero.
Según la ACADE (Asociación de centros autónomos de enseñanza PRIVADA), los padres de los niños que estudian en colegios privados de Madrid podrán deducirse hasta 900 euros por hijo en la declaración de la renta.

Lo que supone según ACADE: "un ahorro de 64,7 millones de euros a las familias madrileñas." es decir que la C.A.M. DEJA DE RECAUDAR esa cantidad, con la que se podrían pagar unos cuantos sueldos de interinos.
http://www.acade.es/NoticiasVer.aspx?item=4457

David dijo...

Buenas,

Una pregunta. Cuantas horas a la semana trabaja un profesor??

Saludos
David

Fernando J. López dijo...

Hola, David.

La jornada oficial es -como en cualquier otro cuerpo de funcionarios- de 37,5 h. semanales. Y eso sin contar todo el tiempo que dedicamos en casa diariamente a actividades tales como preparar clases, elaborar materiales, corregir y preparar trabajos y exámenes, etc.

En mi caso (y puedo comparar, pues he trabajado diez años en la empresa privada, dentro del sector editorial) me supone muchas más horas de las legales y, por supuesto, no remuneradas. No me importa, porque me merece la pena por los alumnos, pero al igual que exijo autocrítica y autoexigencia entre mis compañeros docentes, creo justo exigir que no se pongan más trabas a quienes queremos educar en unas condiciones mínimamente dignas.

Mi problema no son las horas en el aula -me encanta estar con mis alumnos- sino la imposibilidad de impartir una enseñanza con calidad en grupos atestados de adolescentes donde resulta imposible atender a su diversidad y complejidad.

Un saludo, Fernando

Anónimo dijo...

Un profesor de ESO trabaja bastantes más horas que una Consejera de Educación, por ejemplo. Además su trabajo es más duro y productivo y ha tenido que tener una formación adecuada y pasar un proceso selectivo muy duro para poder ejercer su profesión, no como la Consejera de Educación, cuyo único mério es ser amiga de y estar casada con.

Un profesor de secundaria firma un horario de 37,5 horas semanales aunque todos trabajamos bastante más, ya que la preparación de clases, corrección de exámenes y trabajos etc. hace que trabajemos bastantes horas en en casa. Eso sin contar las horas y el esfuerzo dedicado a elaborar materiales o a preparar actividades extraescolares, labores que ni nos reconocen ni nos pagan.

Aún así, como bien dice el autor de este blog, no nos negaríamos a trabajar más horas a cambio de poder dar mejores clases a grupos menos numerosos.
Lo grave de este recorte es que se pretende que trabajemos más horas en peores condiciones, ya que pretenden que asumamos el trabajo de 3.000 compañeros despedidos, lo que quiere decir no sólo que trabajeremos más horas lectivas sino que daremos clases de asignaturas en las que no somos especialistas, a grupos más nuemerosos de chicos, sin medidas de atención a la diversidad, sin desdobles ni tutorías ni reuniones coordinación con departamentos didácticos, etc.

Desde luego es un empeoramiento grave de nuestras condiciones de trabajo pero siempre en detrimento de la calidad de la enseñanza que reciben nuestros alumnos y lo más grave es que esto sucede con la excusa de recortar gastos cuando la escuela concertada (privada sostenida con fondos públicos) no sufre estos recortes y cuando las familias madrileñas más pudientes pueden desgravarse hasta 900 euros por cada hijo en un colegio privado en concepto de uniformes o clases extraescolares de inglés.

Esto sucede también mientras la Sra. Aguirre despilfarra cantidades ingentes de dinero público en publicidad promocionando el "respeto al profesor" que ella misma demuestra no tener o "Yes, we can", su plan chapucero de bilingüismo. (Un tercio del presupuesto de dicho programa está dedicado íntegramente a publicitar el mismo).

Estamos convencidos de no estar frente a un conflicto laboral sino ante el enésimo ataque de Esperanza Aguirre a la calidad de unos servicios públicos que denosta y degrada con la única intención de hacerlos inviables para después proceder a su privatización.

Espero haberte aclarado tus dudas. Un saludo David.

Atentamente:Profesora de Secundaria, con siete años de docencia y 3 oposiciones aprobadas (sin plaza) actualmente en paro por los recortes.

PD. David, ¿cuando tú estudiabas tus profesores tenían que trabajar en un bar en verano para poder pagarse el alquiler? Yo sí porque mi contrato es de septiembre a junio. Y este año ni eso. Creo que esto es incompatible con la excelencia educativa. No se cómo lo ves tú.

Jose Angel Martin Gomez dijo...

Yo no puedo estar más de acuerdo con el tema a tratar, yo soy profesor en una academia de idiomas por la que me pagan por hora lectiva, pero mi trabajo no acaba cuando acabo mis clases, eso es solo la mitad de este, en casa me toca trabajar más del doble, por que una clase de una hora no se prepara en una hora, y esto es lo que quieren para la educación pública, que los profesores trabajen a menos de 10 euros por hora con paga pro-rateada en ese precio, es decir que para tener el sueldo medio español tengo que trabajar más o menos 25 horas lectivas a la semana, más otras tantas en casa y encima tenemos que luchar para que esas horas no vengan en negro por que la seguridad social es muy alta para mantener la empresa en movimiento, eso si no te pagan a un año vista como cuando das clases para la universidad pública.
No se trata de pedir un sueldo mejor, se trata de que podamos dar clases de forma correcta de tener tiempo para preparar clases correctamente de poder organizar actividades extras que impliquen a los alumnos y mejoren su motivación, tener tiempo para analizar mejores métodos de enseñanza, ponerlos en practica, investigar y todas las actividades que integran esta gran profesión.
Yo, según están las cosas no puedo aspirar a una plaza pública para la que me he preparado con gusto, pero eso no es todo el problema, el problema es que desde la privada o desde la publica no podemos hacer nuestro trabajo como deberíamos y eso duele, por que es duro ver que hay alumnos que necesitan tu ayuda y no puedes dársela por que sencillamente no tienes tiempo para atenderlos, y eso para los que tenemos pasión por esta profesión es muy doloroso. Yo he vivido muchos años ya sin mucho dinero de sueldo y no restringe mi capacidad de ser feliz, lo que lo hace es ver como muchos alumnos no aprenden lo que deberían...
Ahora tenemos tiempos de oportunidades delante de nosotros, usemos estos tiempos para unirnos todos y presionar para conseguir una educación que mejore el país en el que vivimos ...
Gracias por uniros e intentar cambiar las cosas!!

Katia Literata dijo...

Tú lo dices, aunque parezca que te contradices. Primero que no nos van a dejar tiempo para atender a los alumnos de forma individual (porque son muy distintos tomados de uno en uno que en rebaño, con el resto de compañeros), pero luego vas a la realidad: les seguiremos atendiendo, pero fuera del horario. Esto quiere decir: de forma gratuita, sin que nadie nos pague por ello, y tan solo porque creemos que a pesar de la Consejería, de las leyes y de otras cosas, ese crío/a necesita que alguien se pare un rato a solas con él/ella, le escuche (a veces, eso es suficiente para ellos) y le devuelva a un camino que no ve pero que le tiene perdido de otras cosas... Y lo peor es que como lo haremos, los alumnos y los padres no notarán la diferencia, pero nuestros horarios y nuestros bolsillos, sí.

Ángeles dijo...

Excelente artículo, creo que expresa bien lo que sentimos la inmensa mayoría de los docentes madrileños. No nos movilizamos cuando nos bajaron el sueldo, lo aceptamos, (mal hecho, por cierto), pero a lo que no nos vamos a resignar es al desmantelamiento de la educación pública, a que la calidad de la enseñanza que reciba un chaval dependa del dinero de su familia, a realizar nuestro trabajo, que muchos amamos, en condiciones indignas, para los alumnos y para nosotros.

Nos empezamos a movilizar los profesores, pero la lucha es de todos: de las familias que deben exigir la educación de calidad que YA pagan con sus impuestos, de los jóvenes, que merecen un respeto (hacinarlos en aulas, negarles el acceso a los laboratorios, quitarles el apoyo extra en las materias difíciles no es respeto). Y desde luego, el resto de la sociedad, sin alumnos formados no habrá trabajadores cualificados en el futuro que mantengan el estado del bienestar que ya vemos desmoronarse cada día.

Al igual que Fernando, soy optimista y estoy contenta de que por fin plantemos cara a la desvergüenza de quienes intentan destruir la sociedad que con tanto esfuerzo ganaron nuestros padres.

Anónimo dijo...

Hola! la verdad es que es una vergüenza lo que está pasando. Yo me he preparado durante varios años y me ha tocado hacer lo que ahora es el máster y antes era el CAP. Tengo 30 años y siempre he querido trabajar en la pública, porque creo que la educación de calidad debe ser un derecho fundamental y no un privilegio de quien pueda pagárselo. He visto algo que no sabía, lo de la deducción de hasta 900€; la verdad es que la realidad supera la ficción. Debemos organizarnos y hacer toda la fuerza que podamos, juntos y todos a la una. Es lo único que nos queda. Ahora mismo voy a buscar esta iniciativa. Un salduo!

Laura Lamata dijo...

Enhorabuena, Fernando, por tus reflexiones en el blog. No puedo estar más de acuerdo.
Yo también soy profesora de Secundaria y me apasiona mi trabajo. Por eso trabajo mejorando mis materiales y descubriendo mejores formas de hacerles llegar mi materia durante todos los días del año. Alguien en un comentario preguntaba cuántas horas trabaja un profesor. En mi caso le hablaré de días: 358 días del año. Me permito una semana al año en la que no me siento delante del ordenador. El resto de días, de lunes a domingo, me siento a trabajar. Incluso me llevo el ordenador a la playa. Esas horas no las cuenta Doña Lucía Figar. Aún así tengo suerte, disfruto muchísimo tanto del trabajo fuera de clase como del de dentro.

Santiago dijo...

Yo también creo que tenemos que estar todos unidos. Hay que buscar soluciones que nos hagan visibles y al mismo tiempo sean entendidas por los padres. Estos dos puntos son claves. Y que no busquemos los intereses personales de cada uno -uno de los errores que solemos tener- sino el bien de todos. Por mi parte, bien. Aunque estoy muy escaldado, hay que luchar. No podemos cruzarnos de brazos...

Javier dijo...

No hace más que mirar el telediario para darse cuenta de que, en general y tristemente, a la gente sólo le interesan las inmediaciones de su ombligo.

Por eso creo que la labor de concienciación además de ser dura puede ser bastante estéril (la gente se muere de hambre por millones y no se hace nada...).

Mi propuesta es que cuando empecemos con las huelgas, pidamos a los servicios mínimos que se nieguen a admitir a los chavales alegando que cuatro personas no pueden hacerse cargo de cientos de menores.

Creo que así conseguiremos la presión necesaria para que nos hagan algo de caso.

Saludos para todos.

Por circunstancias personales muy complicadas no estuve en la anterior asamblea y no sé si podré estar en la próxima. Si esta idea os parece interesante, proponedla por favor.

De la misma forma estaba pensando en suprimir las actividades extraescolares a las cuales también estaba yo echando un montón de horas y de cariño, pero quizá así se vea el trabajo que se hace y por el que no nos pagan.

Juan dijo...

Es indignante lo que está ocurriendo en la Comunidad de Madrid; efectivamente es un paso más en el camino de la destrucción de la enseñanza pública, y vuestra reacción os dignifica. Todos los profesores, todos los profesionales del mundo de la educación, deberían tomar partido y manifestar su repulsa ante los hechos que, sin duda, ahondarán aún más en el deterioro constante que viene sufriendo la educación en nuestro país.
Pero el deterioro de la educación no es nuevo, no lo olvidemos. La lenta y constante destrucción de la enseñanza pública empieza con la LODE y la LOGSE, y después la LOCE y sigue con la LOE ( y la LEA en Andalucía y la LEC en Cataluña, etc.). ¿O es que estos profesores insultados por las últimas medidas de la política educativa de la Comunidad de Madrid defienden la situación actual del sistema educativo? ¿Quieren defender la ESO? No se han visto por ninguna parte (salvo excepciones, siempre honradas y honrosas) reacciones parecidas ante el insulto a la dignidad de la educación que supone la innumerable serie de barbaridades cometidas por las leyes antes mencionadas contra la enseñanza pública. Digámoslo claro: el sistema educativo actual, con la ESO al fondo y los principios de la LOgsE al frente, es una aberración. Se necesita un cambio radical del sistema educativo ya, y no sólo parar los pies a medidas como las que se comentan en el artículo. Otra cosa es que se empeñen en sólo ver lo que hacen mal, o muy mal como en este caso, los "unos" y no se quieran admitir los errores, y enormes errores que son, los cometidos por los "otros".
Ni unos ni otros merecen nuestro respeto porque tanto unos como otros están contribuyendo a terminar de cargarse la educación pública de este país.
Saludos desde Crisis Educativa

Anónimo dijo...

ésto hay que pararlo de alguna manera, están cargándose los servicios públicos más esenciales por los que nuestros abuelos murieron. Quizás no empezar el curso en Septiembre sería una opción

Brenda Ortiz Nevárez dijo...

Gracias Raquel por enviarme este enlace.
Soy una profesora y escritora puertorriqueña que trabajo en mi tierra y me he formado a nivel posgraduado en Madrid. La situación que ustedes viven es muy similar a la nuestra. Equivocadamente mi pueblo ha elegido a un gobierno neoliberal capitalista que ha tomado acciones similares, perjudicando a la clase media y a los menos privilegiados. Me solidarizo con sus causas.
Brenda.

Anónimo dijo...

Yo no soy profesora, tampoco tengo hijos. Pero, en principio, las ideas que exponéis, me parecen de lo más razonables. La cuestión es que, el pueblo de Madrid, ha decidido que quien tenga el poder de ejercer estas decisiones, sea la Aguirre, cuya política en cuanto a privatización, es de sobra conocida. Sus electores también la conocen. El caso es que el remedio está en las urnas. Y por ahora, tocan otros 4 años del mismo gobierno. Se nota que la mayoría de madrileños prefiere que se privatice la enseñanza y otros servicios públicos. Esto es una democracia y así lo ha decidido el pueblo soberano. Quizás el día de mañana debamos pedir cuentas al pueblo soberano o ir tirándoles de las orejas, porque alguien tiene que hacerlo. Cada uno de nosotros somos responsables. Tanto los que han votado, como los que no lo han hecho, dando puntos a los que tienen mayoría, o sea, a Aguirre. Parece como si la mayoría de los ciudadanos de Madrid fuesen ricos. En ese caso, no tenemos nada que hacer. O quizás la mayoría de ciudadanos de Madrid no sabe lo que les conviene. En ese caso tampoco tenemos nada que hacer.