jueves, 7 de abril de 2011

De la excelencia

Nos hablan de un Bachillerato de Excelencia, pero -tras ese nombre tan rutilante- se oculta una realidad cuyo brillo merece, cuando menos, un debate por parte de todos. Se propone crear un centro que acogerá a los "mejores alumnos" (¿quiénes son? ¿los que sacan más de un ocho, así de simple?) y a los "mejores profesores" (¿cómo se les escogerá? ¿de acuerdo con criterios gerontocráticos, como es costumbre?) para que cursen allí el Bachillerato. Personalmente, soy más que receloso ante esta medida por, entre otros, los siguientes motivos:

1. No creo que haya que crear un único "centro excelente": tenemos que pelear por que todos lo sean. Esta medida supone, de manera implícita, rendirse ante la mediocridad y asumir el fracaso escolar como algo inevitable: mientras unos pocos se salven, lo demás puede quedarse en un nivel no deseable ni suficiente.

2. El problema del Bachillerato no se puede abordar en un único instituto -un oasis en medio de la crisis general-, sino que hay que analizarlo de forma global: ¿no será demasiado breve? ¿No habrá que replantearse el segundo ciclo de la ESO? ¿No habrá que valorar hasta qué punto la estructura de la Secundaria actual es un despropósito tanto para los alumnos que no quieren seguir estudiando como para quienes sí lo pretenden? Seguro que muchos padres, alumnos y profesores tienen algo que opinar al respecto.

3. La excelencia tiene mucho que ver con el número de profesores y de alumnos. Este año, con el recorte de puestos docentes tanto ministeriales como por parte de las comunidades autónomas, las aulas de los institutos madrileños se han visto desbordadas y, en mi caso tengo bachilleratos de 34 alumnos (excelentes, por cierto), cifra que me dificulta cualquier tipo de alarde intelectual o, cuando menos, la dificulta.

4. Por otro lado, ¿no se puede incentivar la implicación del profesorado? La atención a la diversidad es uno de nuestros deberes, pero fallan los medios -con más de treinta alumnos por grupo resulta difícil atender a lo heterogéneo- y el compromiso -en ese sentido, ¿no debemos hacer los docentes una autocrítica de nuestra labor? Yo, desde luego, creo que hay cosas (muchas) que debo mejorar y trato de aprender de muchos de mis compañeros para paliarlo. A mi alrededor, sin embargo, no siempre encuentro esa actitud (con la excepción del claustro virtual de Twitter -¿el #twitterclaustro?- donde cada vez hallo más docentes con ganas de innovar, de replantear, de aportar cosas...).

5. Con esta medida, ¿dónde quedan la convivencia, el coaprendizaje, la solidaridad...? ¿Vamos a promover la competitividad darwiniana en la adolescencia? ¿O vamos a intentar que esos "alumnos excelentes" sirvan de ejemplo y motor de sus compañeros? En mi experiencia, por ejemplo, sé bien que si se motiva a esos alumnos que tanto destacan en nuestras aulas, pueden convertirse en piezas clave dentro del grupo, aunque para ello el profesor ha de esforzarse en trabajar la convivencia, evitando el peligroso riesgo de la desmotivación.

6. ¿Los padres que defienden la medida están dispuestos a asumir que sus hijos irán a los centros no excelentes en caso de que alguien decida -con o sin criterio fundamentado- que no lo son? ¿Todos creemos que los alumnos excelentes son los de una determinada media numérica? ¿No son excelentes los que más se implican, los que más trabajan en la vida académica del centro, los más creativos, los más trabajadores, los que más se esfuerzan? Erramos si creemos que eso se refleja en las notas que, en ciertos casos, se basan en evaluaciones apresuradas (¿nuestras calificaciones son infalibles? ¿todos evaluamos con el mismo rigor?) y exámenes donde, a menudo y por pura pereza nuestra, se rellenan huecos o se trazan líneas entre dos columnas de conceptos mal aprendidos y peor memorizados.

7. ¿La falta de valoración de la excelencia no tendrá nada que ver con el culto a la ignorancia de nuestra sociedad? ¿No tienen responsabilidad alguna los medios de comunicación en ese continuo canto a la banalidad que llena televisiones e incluso la prensa escrita? El hecho de que esté mal visto saber, o expresarse con corrección, o no comportarse como un patán, ¿no está relacionado con el continuo elogio a la mediocridad y el mal gusto de esos medios?

Claro que creo en la excelencia, en mejorar, en que cada alumno -sean cuales sean sus capacidades- reciba la atención que merece y que necesita. Pero eso es algo que debe cumplirse con todos y cada uno de nuestros alumnos, con todos y cada uno de nuestros hijos, no solo con un grupo de escogidos. Ese nunca fue el sentido de la enseñanza pública. Y si lo fuera, avísenme, porque, en ese caso, creo que me bajo aquí.

19 comentarios:

Arual dijo...

Mira por donde que hoy hemos tocado el mismo tema, pero es que no he podido resistirme a hacerlo cuando he leído la noticia. Como imaginarás no puedo estar más de acuerdo con todo lo que comentas!

JuanK dijo...

Yo creo que lo que se pretende hacer es muy fácil de entender, y el ejemplo de los centros de alto rendimiento deportivo es perfectamente pertinente en este caso. ¿Que cincuenta son pocos? cierto. ¿Que hay que intentar mejorar la calidad para todos? cierto. Pero son dos cosas independientes. Por mucho que nos empeñemos, no todos somos iguales en capacidad; por mucho que se ofrezcan a todos las mismas oportunidades, unos serán mejores y otros peores, eso es la vida.
Esperemos a ver como se hace, como se selecciona a los profesores, como se selecciona a los alumnos y qué resultados da esto, pero no tiremos por tirar contra una medida que tampoco es ningún disparate a priori.

Ondoveo dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo, Fernando.

JP dijo...

Me parece que es una pedrada electoralista más. Daos cuenta de que para seleccionar a los alumnos dicen que tendrán en cuenta las notas medias y el CDI. ¡El CDI! ¡Una prueba chapucera hecha a destiempo que en algunos centros cuenta mucho para la nota y en otros absolutamente nada! Para eso más valdría recuperar la reválida.
Ni siquiera se han planteado lo cara que saldría la medida, porque es todo apariencia y vacío para impresionar al burgués. Por ahora. Porque si esto se generaliza a lo mejor nos volvemos hiperexigentes para poner notas altas, no sea que los mejores se nos escapen de nuestras aulas, tan tristes y mediocres...

Fernando J. López dijo...

JuanK, entiendo lo que dices, pero creo que esta medida no cumplirá ni siquiera con el objetivo previsto. Ya colaboré hace un par de años con las famosas pruebas CDI pensando que favorecerían el nivel y la calidad de enseñanza, y me topé con un evento chapucero, cutre y mal organizado cuyo fin, en última instancia, era contrario al que se pretendía. Y así con todo. De ahí mi escepticismo...

Arual, Ondoveo, me alegra saber que coincidimos.

JP, estupendos tus argumentos. Gracias por aportarlos y abrir nuevas vías para el debate. Sinceramente, creo que tienes razón en cuanto has escrito. Imposible sintetizarlo mejor.

Alma dijo...

No conozco en profundidad la medida, pero no creo que sea tan descabellada, siempre y cuando se gestione adecuadamente. Desde mi punto de vista no se trata de marginar a ningún alumno ni de condenarlo al fracaso, sino de adecuarse a las facilidades que tenga. Hay disciplinas, como las matemáticas o la física, donde la facilidad que el alumno tenga para ellas es determinante. No quiere decir que haya que condenar al que tenga problemas para entenderlo a no aprender, sino que habrá que explicarle de otra manera, tal vez, más pausada.
También es provechoso para los alumnos con mayores capacidades, ya que muchas veces el plan de estudios las desaprovecha, dedicando demasiado tiempo que esos alumnos no necesitan.
Pensar que se puede juntar a dos alumnos entre los que hay un abismo y explicarles lo mismo de la misma manera es descabellado, porque uno se aburrirá y el otro no llegará. Si se hiciese un esfuerzo en agrupar a los alumnos que más dificultades para explicarles las cosas más calmadamente quizás se evitaría que llegasen a cursos altos con lagunas tan grandes que son difíciles de solventar.
Se trata del mismo sistema que se aplica en algunos institutos con las clases de idiomas y en ese caso, no parece resultar tan descabellado.

Fernando J. López dijo...

Alma, entiendo tu punto de vista, ¿pero crees que todos los alumnos que pueden dar más de sí caben en un solo centro? ¿No habrá que hacer una reforma más profunda para que todos -no solo unos pocos- puedan aprovechar y dar rienda suelta a su capacidad?

Rick dijo...

Totalmente de acuerdo con el artículo. En primer lugar porque es un despropósito establecer una nota de corte para determinar si eres excelente o no. Otro intento de asignar un número a una persona y juzgarla por este. En segundo lugar, respecto a esos alumnos que necesitan más atención (que por supuesto, existen), sólo recordar que con los recortes presupuestarios de este curso se han quitado profesores de apoyo, con lo que se elimina la posibilidad de que prosperen. Me parece una medida que solo sirve para dar una buena (y falsa) cara del estado de la educación pública.

Sinclair dijo...

Me preocupa mucho este asunto. No sé hasta qué punto se ha valorado, ni siquiera por parte de los que lo proponen.
Desde luego, tiene algunas ventajas como dicen algunos de los comentarios, pero también todos los inconvenientes que apuntas: éticos, ideológicos y prácticos. A mí sobre todo me preocupa el ambiente de exigencia y competencia que pueden vivir allí los chavales y los profesores. Creo que aquello se puede convertir en una olla a presión para los que entren

JR dijo...

Voy a intentar dar mi opinión nada objetiva, desde dentro del sistema jajajaja.

A mí, sinceramente, todo esto del elitismo me aburre. Estoy en una carrera con una nota de corte cercana a 11 y donde las matrículas de honor son el pan de cada día. Y bien, cabría pensar que todos los futuros periodistas y comunicadores audiovisuales del país van a cambiar la precaria situación actual del gremio.

Pues, sorprendentemente, de entre más de 120 alumnos, puedo contar con los dedos de la mano los que considero que aportarían algo al mundo. No entiendo por qué la corrección sintáctica tiene que estar por encima de la creatividad, el espíritu crítico o el intentar sacar los pies del tiesto de vez en cuando, que nunca viene mal.

Sinceramente, mientras todo lo que conlleva estudios se siga midiendo exclusivamente por la nota de pruebas aleatorias que solo premian la memoria a corto plazo, el mundo seguirá siendo mayoritariamente mediocre. Si solo hay tiempo para estudiar, ¿cuándo vivimos? Si para conseguir hacer la carrera que quieres tienes que amargarte durante seis años de ESO y Bachillerato (para que encima luego si no das la talla en Selectividad, te manden literalmente a la mierda), ¿cómo va la gente a motivarse?

Ah, y para todos aquellos que piensan que la motivación es una utopía y que los malos alumnos lo serán siempre, por muchos esfuerzos que ponga el profesorado y los padres,cuento mi propia experiencia. Yo, casi repito 2º de la ESO, salí de la ESO con una media inferior a 6 y tras el instituto, ciertamente enriquecedor y motivante (gracias a muchos de mis profesores y compañeros), salí con Matrícula de Honor.

Todo el mundo tiene algo que aportar, incluso los que parece que jamás dirán dos palabras unidas de manera coherente, el problema es que no a todo el mundo le apetece rascar para encontrar vida debajo de cráneos ajenos. Pero bueno, mientras haya ochenta madrileños que vayan a Harvard y luego acudan a Buenafuente a contar cosas de la Fuga de Cerebros y chorradas así, Desesperanza Aguirre estará satisfecha con su modelo.

Sinclair dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sinclair dijo...

Sigo dándole vueltas. Sabemos que algunos de los alumnos más brillantes y no tan adaptados al sistema (por causas personales, familiares, estructura de pensamiento, etc) quedarían fuera del centro porque no sacan tan buenas notas, por lo que en realidad no "sacaríamos partido" a todo el talento. Por otro lado, los alumnos del centro de alto rendimiento luego irán a la universidad y volverían a mezclarse con los demás, que vendrían con sus supuestas carencias y menor nivel. ¿Entonces, qué?
Lo que me pregunto es cuál es el plan en realidad y quién está detrás. ¿Alguna universidad privada en busca de prestigio?

Slim dijo...

todo lo que dices es bien cierto, pero no te da pena que chavales con media de sobresaliente y de los que sin duda podria aprovecharse mucho mas de lo que se hace se pierdan entre clases repetitivas y recuperaciones? entiendo que la educacion es para todos, y que aqui nunca se ha premiado la excelencia (cosa que se hace en otros paises desde hace mucho tiempo), y quiza va siendo hora de plantearselo.

a mi de verdad que me da pena que llevemos años gastando dinerales en apoyar a chicos de 15 años que no quieren estudiar (con escasos resultados a mi entender) y no se puedan destinar recursos a premiar y motivar al que se esfuerza. otra cosa es la manera de hacerlo, que no sea chapucera, cutre o que se quede a mitad por falta de fondos.

David dijo...

Coincido con la opinión de Alma, y creo que tiene razón en cuanto a que, sobre todo en las asignaturas de ciencias, las aptitudes del alumno son decisivas. Sin embargo, creo que tienes razón al decir que es una medida injusta (que de base unos centros reciban más recursos que otros) y segregadora, y en ese aspecto creo que el plan tiene un fallo grave. Con lo sensible que se es a esas edades en lo referente a la imagen propia y a la opinión de amigos y compañeros, creo que es posible que muchos alumnos "de excelencia" rechazarían la idea de ir a un centro de ese estilo para no ser vistos como unos "friquis" o unos empollones, con lo que se conseguiría el efecto contrario al que se busca.
Tal vez una medida posible sería ampliar el abanico de ofertas dentro de los propios institutos para que, al igual que se hace con los idiomas, pudieran separarse diferentes niveles de matemáticas o de física. De esa forma se explotarían mejor las capacidades individuales de los alumnos a la vez que se les integraría a todos dentro de un mismo centro, con lo que las diferencias entre un grupo y otro pasarían a ser, con suerte, similares a las que existen actualmente entre las diferentes ramas del bachillerato.
Claro que para eso haría falta tiempo, dinero, interés y preocupación más allá de la fachada electoral, cosas en las que nuestra querida presidenta regional no parece muy dispuesta a invertir.
También coincido absolutamente con el segundo punto de la entrada. De nada sirve promocionar la "excelencia" en el bachillerato si de entrada ya está mal planteado. pero en fin, eso ya es otro tema...

Anónimo dijo...

Bueno, no sé porque nos extraña; de hecho ya hay centros así (Como el IES San Juan Bautista) que solo quiere alumnos de notable para arriba y los alumnos que no son así no reciben la atención que merecen y que necesitan.Ese ies es solo para un grupo de escogidos y, efectivamente, ese nunca fue el sentido de la enseñanza pública.

Nicolasa Quidman dijo...

Me ha gustado mucho el artículo, estoy muy de acuerdo con tus reflexiones, no me gusta la segregación: si entendemos que hay que integrar a quienes "pueden" menos,porque es mejor para ellos y ellas y para sus coetáneos, y esto lo hacemos bien, tratando de compensar cualquier posible inconveniente, y tornando desventajas en ventajas... creo que debemos también integrar a quienes "pueden" más. Y si lo hiciéramos bien desde el principio, no tendríamos este problema que se quiere resolver por la vía de la segregación. Eso no es más que elegir a algunos que se salven de la quema. Ni estarán todos los que son, ni serán todos los que están.

No quiero entrar en la validez de la forma de seleccionar. Pero sí quiero remarcar que si hay un problema "debajo" del bachiller, hay que resolverlo ANTES de llegar al bachiller.

Por cierto, solo unas pregunta al aire, unas reflexiones: un 2% del alumnado tiene altas capacidades según la distribución de CI (si consideramos otros factores, hasta un 4%)... ¿cuántos tenemos, concretamente, en nuestras aulas? Ni idea, ¿verdad?¿Qué es entonces "poder" más, o menos?
Pues eso. Los parches, para el ojo ausente del pirata.

Sigue escribiendo, gracias.

lopezsanchez dijo...

Excelente post. Completamente de acuerdo, you know. Tanto, que me has ahorrado un montón de argumentos en el mío: http://enelatico.blogspot.com/2011/04/bachillerato-de-la-excelencia.html

JR, Arual, Sinclair, de acuerdo también.

Slim llevas razón en parte pero el bachillerato de la excelencia no soluciona el problema: lo empeora. Empeora la situación de unos y otros. En mi post argumento por qué (no es autobombo, es que el tema es complejo y meterlo en un comment es imposible).
Creo que hay que reforzar la Primaria. Muchos de esos chicos de los que hablas no estarían fuera del sistema si se les hubiera prestado atención suficiente en Primaria.
Y también creo que hay que ofrecer itinerarios alternativos -y voluntarios- que preparen profesionalmente para el que con 14 años ha decidido que no quiere estudiar. Tendríamos buenos fontaneros -que no los tenemos- y limpiaríamos las aulas de objetores. Evidentemente, habría que hacerlo bien: de forma consensuada con los padres, los profesores, el alumno en cuetión y el orientador del centro; con vías de retorno para que si el alumno cambia de opinión pueda tener la oportunidad de "ganarse" el ingreso en la universidad; y con una colaboración importante del mundo empresarial basada en prácticas profesionales y programas de formación de aprendices.

Noelia dijo...

Pues yo como alumna que he sido de bachiller opino que ya hay suficiente presión como para que ahora les quieran meter todavía más. Y la idea de un centro con los mejores me parece bastante estúpida, lo único que provoicaría es como tú dices competencia entre los alumnos y más problemas.
Deberían preocuparse menos en separarlos en mejores o peores y más en mejorar el sistema educativo actual, que está decayendo cada vez más.
Un beso.

Unknown dijo...

Fernando, quería comunicarte que al final he decidido NO ir al bachillerato de excelencia. No me ha terminado de convencer, además, para centro de excelencia, me quedo donde estoy =).

PD : a ver si das clase a primero de bahiller... qué menos que un profesor como tú para sustituir a Maite...una pena que se jubile =(
Un abrazo.