Hace unos días surgió en Twitter el hashtag #ProfesoresinEsperanza. Bajo este lema nos queremos unir todos aquellos -no solo profesores, también padres y alumnos- a quienes afectan y preocupan los graves recortes de la Comunidad de Madrid para el próximo curso. De momento, solo El País se ha hecho eco de ello en esta noticia, pero sigue siendo preciso llevar a cabo una doble tarea informativa:
- por un lado, es necesario que todos los medios -independientemente de su línea editorial o tendencia política- sean conscientes de la gravedad de lo que está ocurriendo tanto en Madrid (donde algunas medidas, como la supresión de las tutorías, son directamente ilegales y propician la futura privatización de la escuela pública) como en otras Comunidades Autónomas (hecho que vuelve a demostrar la necesidad de un pacto educativo consensuado y urgente),
- por otro, es imprescindible que seamos capaces de explicar que estos recortes no van en detrimento (solo) de las condiciones del profesorado sino (sobre todo) de la calidad de la educación pública: debemos luchar aliados docentes, padres y alumnos (de momento, tanto la CEAPA como el Sindicato de Estudiantes ya se han sumado a nuestras voces), buscar puntos en común (tenemos muchos: viajamos en el mismo barco) y pelear por una causa única y común, que no ha de ser otra que una educación pública de calidad por y para todos.
Por este motivo, mañana a las 12 h. se celebrará una asamblea de profesores en el IES Beatriz Galindo de Madrid, con el objetivo de aportar ideas con las que defender la igualdad de oportunidades que solo puede garantizar una educación pública sólida y fuerte. Una educación pública sin la que (y ahí me apena enormemente el cortoplacismo de nuestros políticos) será imposible salir de la crisis. Una educación pública que debemos asegurar por el bien de nuestros alumnos, o de nuestros hijos, o de -en definitiva- las generaciones más jóvenes, que no merecen un sistema deteriorado lleno de aulas abarrotadas y sin atención alguna a la diversidad.
Es urgente, por tanto, desmontar la propaganda de la CAM, que sigue insistiendo en "lo vagos que somos los profesores", incapaces de asumir el "insignificante aumento de dos horas lectivas" que nos proponen. Porque ni siquiera ese aumento de dos horas es el auténtico problema (aun teniendo en cuenta que estas se multiplican en muchas horas de trabajo -casero- más). No, el problema es que nos aumentan las horas de clase pero nos reducen el número de profesores por instituto, de modo que cada aula contendrá más alumnos y cada profesor, se encargará de más clases. Si realmente persiguieran mejorar la educación, esas dos horas de más no llevarían aparejado el recorte de 3000 puestos de trabajo: al revés, se mantendrían para que pudiésemos dividir los grupos, hacer desdobles y agrupaciones flexibles según el nivel, atender de manera personalizada a los alumnos y, en definitiva, lograr una excelencia para la que no se requieren guetos de élite, sino medios humanos y materiales en nuestros centros. Todos están llenos de chicos y chicas con un potencial enorme -en mis años en la docencia tengo, como muchos de mis compañeros, abundantes ejemplos de alumnos que me han dejado huella-, estudiantes que no se merecen estar en aulas con casi cuarenta compañeros, perdidos en la última fila, luchando por poder ver la pizarra o perdiéndose en el maremágnum que el nuevo curso nos promete. Lástima que Aguirre prefiera irse a Munich a conocer el modelo alemán cuando aquí hay tantos profesores que estaríamos encantados de sentarnos a explicar y mejorar el modelo español.
Por todo ello, porque creo en la educación pública, porque me parece que la situación es realmente compleja y urgente, porque este ataque nos perjudica a todos (¿se puede constituir algún modelo social mínimamente válido y con futuro desde la no educación?), me gustaría que -entre todos- convirtiésemos ese hashtag de #profesoresinEsperanza en TT. No debe de ser fácil imponerse a la presencia de ciertos individuos circenses de la telebasura, y menos aún con un tema tan impopular como la educación, tan relegada a un eterno ostracismo en la mayoría de los medios (salvo para dar datos alarmantes de PISA o narrar sucesos morbosos, claro). Lo curioso es que, quizás si la educación fuese realmente fuerte y sólida, esos personajillos circenses dejarían -de una vez por todas- de inundar las pantallas de nuestros televisores y ordenadores, porque tal vez -llámenme ingenuo, pero creo en el poder de la educación para cambiar el mundo- tendríamos una sociedad abierta a eso que nos hace libre y que, por eso mismo, tanto se persigue y dificulta: la cultura.
Semejante empresa no está al alcance de este país. Al menos hoy por hoy. Yo creo que no estamos en el grupo de los ingenuos, porque no lo somos. Estamos en el grupo de los idealistas. Pero si nos movilizamos algo más de lo que tenemos ahora mismo conseguiremos.
ResponderEliminarAhora mismo te subo en twitter. Un abrazo.
Seguiremos el hashtag, ve informando que cada vez somos más los que seguimos tu blog por la manera clara de explicar qué ocurre
ResponderEliminarComo profesor de Secundaria de Andalucía y activista en el 15M os mando un fuerte abrazo y mucho ánimo en vuestra lucha.
ResponderEliminarO les paramos los pies o en unos meses no reconoceremos ni nuestra sombra. Sois desde ya todo un ejemplo para quienes defendemos la educación pública.
Javi